miércoles, 29 de abril de 2015

 
EL ASTEROIDE  B-612


 
 


                   Dedicado a Antoine de Saint-Exupéry
                    en el 50 aniversario de su muerte…                            


 
                              
 
Han pasado muchos años
que mi amigo ya partió
y nunca conté la historia
del Asteroide y el niño
y la avería en mi avión.
Los amigos que me hallaron
me decían si estaba triste
y era tanta mi emoción
que… aunque honda era mi pena
pues yo les dije, que no.
Ahora ya me he consolado,
bueno es decir…, no del todo.
Desde luego por las noches.
¡Me acuerdo de los corderos!
Me gusta contar estrellas,
y ver brillar los luceros.
¡Son como quinientos
millones de cascabeles!
Y más arriba el Asteroide
y el niño con sus volcanes.
Y en esas noches sin luna
me creo verle en sus ocasos
y me siento como otro niño
le voy siguiendo los pasos,
y le escucho con cariño
cuando me dice con miedo:
Antoine… Antoine…
¡Me dibujas un cordero!
Desde luego por las noches
me gusta ver las estrellas.
¡Son igual que campanitas,
que lucecitas, que perlas …!
¡Oh! Pequeño Príncipe,
niño encantador,
alegría y sonrisa ´
mágica ilusión.
¡Oh! Pequeño Príncipe,
niño preguntón,
sonrisa y alegría
belleza y dulzor.
Con un poco de fantasía
me recorro los planetas ,
veo al Zorrillo y al Rey
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
y aquel hombre de negocios
que contaba mil estrellas.
Y perdiéndome por ellas,
llego hasta el brocal del pozo,
oigo sonar la roldana
con una música divina
que parece se adivina
que llega un rubito niño
y te dice con cariño…
¡Domestícame! ¡Domestícame!
Te digo…             
¡Domestícame por favor!
Yo necesito tu amor.
Y si tu me domesticas,
si tu me haces tu amigo
yo te juro, yo te digo…
y aun que vayas a una estrella,
yo mirare para ella.
Desde luego por las noches,
¡Me acuerdo de los corderos!
Me gusta contar estrellas
y ver brillar los luceros.
A veces yo pensado , me pregunto :
¿Qué habrá pasado en el Asteroide?
¿El cordero se habrá comido la flor?
Aquella que con tanto Amor
se despidió el Principito.
Sería bueno el enviarle el bozal
que pedía para su cordero,
¡Era una flor tan hermosa!
A pesar que era orgullosa.
Si os lo cuento a vosotros
es por que os tengo cariño, 
porque sentís como niños.
Y si un día os enteráis,
que un cordero se ha comido una flor,
perdonareis con amor,
vosotros  mirad al cielo
le veréis de otro color .
¡Desde luego por las noches
me gusta ver las estrellas,
Manuel Gonzalez Alvarez









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