Dedicado a Antoine de
Saint-Exupéry
en el 50 aniversario de su
muerte…
Han
pasado muchos años
que
mi amigo ya partió
y
nunca conté la historia
del
Asteroide y el niño
y
la avería en mi avión.
Los
amigos que me hallaron
me
decían si estaba triste
y
era tanta mi emoción
que…
aunque honda era mi pena
pues
yo les dije, que no.
Ahora
ya me he consolado,
bueno
es decir…, no del todo.
Desde
luego por las noches.
¡Me acuerdo de los corderos!
Me
gusta contar estrellas,
y
ver brillar los luceros.
¡Son como quinientos
millones de cascabeles!
Y
más arriba el Asteroide
y
el niño con sus volcanes.
Y
en esas noches sin luna
me
creo verle en sus ocasos
y
me siento como otro niño
le
voy siguiendo los pasos,
y
le escucho con cariño
cuando
me dice con miedo:
Antoine…
Antoine…
¡Me dibujas un cordero!
Desde
luego por las noches
me
gusta ver las estrellas.
¡Son igual que campanitas,
que lucecitas, que perlas …!
¡Oh! Pequeño Príncipe,
niño
encantador,
alegría
y sonrisa ´
mágica
ilusión.
¡Oh! Pequeño Príncipe,
niño
preguntón,
sonrisa
y alegría
belleza
y dulzor.
Con
un poco de fantasía
me
recorro los planetas ,
veo
al Zorrillo y al Rey
y
aquel hombre de negocios
que
contaba mil estrellas.
Y
perdiéndome por ellas,
llego
hasta el brocal del pozo,
oigo
sonar la roldana
con
una música divina
que
parece se adivina
que
llega un rubito niño
y
te dice con cariño…
¡Domestícame! ¡Domestícame!
Te
digo…
¡Domestícame por favor!
Yo
necesito tu amor.
Y
si tu me domesticas,
si
tu me haces tu amigo
yo
te juro, yo te digo…
y
aun que vayas a una estrella,
yo
mirare para ella.
Desde
luego por las noches,
¡Me acuerdo de los corderos!
Me
gusta contar estrellas
y
ver brillar los luceros.
A
veces yo pensado , me pregunto :
¿Qué habrá pasado en el Asteroide?
¿El cordero se habrá comido la flor?
Aquella
que con tanto Amor
se
despidió el Principito.
Sería
bueno el enviarle el bozal
que
pedía para su cordero,
¡Era una flor tan hermosa!
A
pesar que era orgullosa.
Si
os lo cuento a vosotros
es
por que os tengo cariño,
porque
sentís como niños.
Y
si un día os enteráis,
que
un cordero se ha comido una flor,
perdonareis
con amor,
vosotros mirad al cielo
le
veréis de otro color .
¡Desde luego por las noches
me gusta ver las
estrellas,
Manuel Gonzalez Alvarez
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